Argentinos reducen el consumo y cambian preferencias para hacer frente a una crisis que no cede
El gasto -presionado por la inflación, los “tarifazos” y el tipo de cambio- cayó 4% entre octubre y diciembre de 2018, y expertos estiman que seguirá en descenso.
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Agobiados por una inflación que pensaban que sería contenida tras la debacle financiera de 2018, los argentinos han pasado a reducir sus gastos y cambiar sus tendencias de consumo, con el temor de que el fin de la crisis tarde en llegar.
Entre octubre y diciembre del año pasado, el gasto masivo cayó un 4%, frente al mismo período de 2017, según reveló el análisis Consumer Insights que realiza trimestralmente Kantar Worldpanel.
Las causas de ello estarían ligadas al tipo de cambio, que recién vio una aparente estabilización a fines del año pasado, una inflación que en los doce meses hasta enero acumuló un avance de 50%, y la caída del empleo en los principales sectores que impulsan la economía.
Así, los salarios han terminado perdiendo la carrera contra los aumentos en las tarifas de los servicios públicos y una constante depreciación de la moneda frente el dólar.
“2018 fue uno más de contracción para el consumo que acumula así tres años a la baja. La caída que empezó en el tercer trimestre se acentuó en los últimos meses, dónde el 66% de las categorías medidas registró una evolución negativa en volumen, acompañada de una significativa aceleración de precios”, sostuvo Federico Filipponi, director comercial de la consultora.
Gastos y tendencias
Al duro golpe a la reactivación económica, se le suma un horizonte con recesión para lo que resta del año. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Interno Bruto cederá 1,6% este año y con ello la capacidad de consumo de los ciudadanos.
Además, para este 2019, Kantar Worldpanel -junto a la consultora Ecolatina- proyecta una nueva contracción del consumo de 1,5%, como resultado de un primer semestre en negativo: -6,2% y -3,1% para el primer y segundo trimestre respectivamente. Una leve recuperación, de 1,2%, llegaría hacia el tercer trimestre del año.
Así lo ven los empresarios trasandinos, que estiman que el gasto no crecerá en los próximos meses y reconocen que el cambio en las conductas de los consumidores ya es una realidad.
Según Kantar, las llamadas terceras marcas -de bajo precio- acumulan seis trimestres consecutivos de crecimiento, mientras que las primeras marcas caen en todos los sectores, principalmente en refrigerados y bebidas.
“Pese al escenario, algunas marcas lograron crecer apalancadas en distintos ejes: desarrollo de nuevos momentos u ocasiones de consumo, moviendo la marca a nuevas categorías, y un constante posicionamiento de precio por debajo de la media”, declaró Filipponi.
Empresas en alerta
Los pequeños comerciantes se reportaron como los primeros en sentir el golpe de las cuentas, las cargas laborales y un panorama económico en el que no confían.
Pero las grandes empresas no se han quedado atrás. La semana pasada Coca-Cola Femsa había pedido aplicar el procedimiento preventivo de crisis para reducir su fuerza laboral en un 10%; sin embargo el viernes alcanzó un acuerdo con su sindicato para abrir una mesa de diálogo.
Por su parte, Falabella anunció el cierre de una de sus tiendas en la emblemática calle Florida, en el corazón de Buenos Aires. Aunque aseguraron que “la medida no corresponde a una baja demanda coyuntural”, es una acción que deja en evidencia el temor latente en el mercado de que la tendencia bajista del consumo impacte sus operaciones.
A inicios de febrero, dos de las tradicionales marcas de jeans ya habían decidido retirarse de Argentina este año. Se trata de Wrangler y Lee, que se encuentran en medio de una reestructuración de negocios.
Estas decisiones seguramente tendrán efecto en las cifras de empleo que también han caído desde mediados de 2018: se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo formales entre abril y noviembre. En términos desestacionalizados, el dato se contrajo 1,6% entre abril y noviembre, cuando había cedido apenas 0,2% entre octubre de 2015 y junio de 2016 tras el cambio de gobierno y la posterior salida del cepo cambiario.